El magno tapiz de 2015 celebró el bicentenario del nacimiento de Don Bosco con un boceto dedicado a las infinitas formas de relaciones familiares

Hay familias de amigos, de hermandades, de discípulos, de religiones o de sangre. Y hay una obra de arena que las engloba a todas ellas: El magno tapiz de 2015. La alfombra de la plaza del Ayuntamiento de La Orotava de ese año dedicó su boceto a las infinitas formas de relaciones familiares. Y lo hizo rompiendo la simetría que hasta entonces había reinando en esta obra. El resultado: arte efímero que jugaba con las formas, el equilibrio, y la asimetría, para transmitir que hay tantas maneras de entender las familias como visiones hay en el mundo.

Boceto del magno tapiz del Corpus Christi de 2019.

Y detrás de todo ello estaba Don Bosco. Ese Corpus Christi coincidió con el bicentenario del nacimiento de Juan Bosco, uno de los santos más cercanos al prójimo y fundador de la Congregación Salesiana, y los alfombristas decidieron rendirle un merecido homenaje. La Congregación de la Villa, que había pedido un pequeño detalle en la alfombra en consideración a esta fecha, se quedó con la boca abierta cuando vio la obra final: Un tapiz entero dedicado al sacerdote.

Uno de los artistas «creando» a Juan Bosco.

Así, Don Bosco y su familia salesiana estaban representados a la izquierda, con una composición de distintas imágenes que reflejaban la parte más moderna y terrenal de la obra de arena. Allí, la simetría se rompía. Diferentes tamaños de flores y de esferas, líneas con movimiento… Todo un juego de visiones solo apto para las manos de los alfombristas con más talento.

La imagen de Don Bosco que se confeccionó en arena.

Por contra, la parte central y derecha del tapiz, representaba las formas clásicas y los motivos más religiosos y espirituales. En el centro, la familia cristiana en el Pentecostés, con una obra de arte del pintor español Juan Bautista Maino; a la derecha, una imagen bíblica de Jesús en la resurrección de la hija de Jairo. Ambas composiciones de arena acompañadas de cenefas también, con una tendencia hacia lo tradicional.

La obra del pintor español Juan Bautista Maino hecha de arena.

La innovación y lo clásico

La diversidad de las familias no es más que un ejemplo de la diversidad de tapices que aparecen en la obra. Y es que en 2015, los artistas de la arena crearon tres tapices distintos pero relacionados entre sí. Se rompió así con la simetría pero consiguiendo, a la vez, un equilibrio a la visión humana con las formas y los colores. De manera que, aunque el tapiz izquierdo, en circunferencia, rompía con las «reglas» del central y el derecho, con los tonos y las cenefas exteriores se lograba una armonía perfecta.

La alfombra de la plaza del Ayuntamiento de la Villa de 2015.

Con el guiño a las familias de ese año, el carácter social de las alfombras villeras volvió a tomar protagonismo. Don Bosco a la cabeza, y su ejemplo de solidaridad y trabajo por los que necesitan ayuda, revindicó que arrimar el hombro no es solo cosa de la Iglesia si no algo también, muy terrenal.